MADAME BOBARY - GUSTAVE FLAUBERT

 


MADAME BOBARY


Cuando me he planteado escribir este post me ha generado ilusión y miedo a partes iguales. Ilusión porque Madame Bobary es claramente uno de los mejores libros que he leído en mi vida, tanto por la historia como por la escritura de Flaubert, ese realismo, ese detalle... Y miedo por eso mismo, por haber tenido el atrevimiento de escribir un post sobre esta obra de arte. Finalmente he decidido echarme a la piscina, no pretendo dar lecciones literarias, claramente no estoy a la altura, pero sí que puedo contaros lo que me hizo sentir y lo que aprendí.

Madame Bobary es un libro para saborear, para tomártelo con tiempo, no solo por ser una novela larga, sino por todos esos detalles y descripciones en los que nos adentra Flaubert. Flaubert era un escritor obsesionado con encontrar la palabra adecuada para cada cosa que quería decir. Dicen que podía pasarse días con una sola frase y reescribir lo mismo una y otra vez. Además, fue pionero en intentar narrar la historia de forma objetiva, es decir, el narrador jamás da su opinión ni emite una valoración, simplemente describe lo que “ve”.

Con esta premisa me encontré con un libro diferente con respecto a lo que había leído hasta ese momento. Es curioso leer todas las “locuras” de Emma (la protagonista) narradas de forma aséptica, sin juicios ni sesgos del autor. Es como si te regalara la oportunidad de juzgarlo por ti misma, como si te diera la libertad de decidir si esas decisiones que toma son acertadas o no tanto. Normalmente las descripciones del/a autor/a te guían en una dirección, intenta transmitir unos valores a través de su libro y ello se refleja en los adjetivos utilizados o en la manera de narrar la historia. Por supuesto que eso no quiere decir que tengas que estar de acuerdo con lo que se trasmite, pero de alguna manera te llega su influencia. En el caso de este libro no, el narrador es un simple observador que narra lo que ve, de forma objetiva, detallada y eficaz.

Y desde esa libertad de opinión te encuentras con una historia totalmente descabellada para su época. Incluso diría que totalmente descabellada también para la época actual. Esa mujer, esa musa, esa Emma a la que tanto adoro. Una mujer que actúa desde el egoísmo y desde el deseo, alejándose completamente del estereotipo femenino. Una mujer que se deja llevar y a la que no parece importar las consecuencias de sus actos. Una mujer diferente y cautivadora.

Es curioso que el escritor fuera un hombre, y tengo que decir que de alguna manera me dio un poco de rabia. En el momento de leerlo sentí que sabía describir los instintos más reprimidos de muchas mujeres y aunque al principio me fascinó después cuestioné sus motivos. Primero pensé que teniendo en cuenta que sus mejores amigas eran mujeres, tal vez era un hombre que conocía los instintos más básicos de las mujeres, incluso llegué a pensar que podría ser homosexual. Pero después, y una vez leída su biografía, llegué a la conclusión de que probablemente podría ser un simple misógino muy suspicaz. Un hombre que veía a las mujeres como malvadas, y que escribió este libro no como una oda al feminismo, sino como una visión machista de a dónde te puede llevar ser una oveja descarriada.

En conclusión, es un libro brillante, emocionante, y diría que atemporal. Teniendo en cuenta que Flaubert nació solo cuatro años más tarde de que muriera Jane Austen tuvo que ser toda una revolución para el siglo XIX. Normal que tuviera problemas de censura. Me imagino a todas esas mujeres francesas acostumbradas a leer novelas en las que las mujeres eran sumisas y obedientes excitándose con Madame Bobary, sea cual fuere el objetivo de Flaubert cuando lo escribió. Y es que, sinceramente creo que todas las mujeres hemos sido, o hemos deseado ser Emma en alguna ocasión.

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