ESPIDO FREIRE – MELOCOTONES HELADOS – QUERIDA JANE, QUERIDA CHARLOTTE
Hace un par de semana asistí a una formación de la
Universidad Pública Vasca sobre inteligencia artificial y sobre si realmente ésta
era inteligente o no. Con esta entrada no pretendo explicar lo que aprendí
porque realmente el contenido del curso fue decepcionante y no me aportó nada
que no supiera. Lo único que mereció la pena fue conocer a Espido Freire que
era una de las ponentes.
Cuando la vi dirigirse al atril, con un vestido largo
precioso con lentejuelas, como de noche, que no pegaba nada en aquel contexto
me cautivó. Su aspecto era frágil a primera vista, menuda y con voz fina, pero
aquel vestido rompía con todos los prejuicios que puedes tener al ver una mujer
así.
La Googlee y vi que había ganado el premio planeta con 25
años, la más joven hasta ese momento. También vi que era vasca, que había
crecido en Llodio (aunque no lo pareciera) y que solo era cinco años mayor que
yo. Habíamos crecido en la misma época y muy cerquita la una de la otra, aun me
interesó más.
Habló de la importancia de escribir bien y con personalidad
para superar la IA. Explicó que la IA se alimenta de lo que absorbe, del trabajo
de otros, pero no es capaz de crea nada realmente nuevo. El problema es que
mucha de ese estilo propio en el que trabajan los escritores finalmente la
absorbe la IA apoderándose de ella, haciendo que el autor deje de ser “original”.
Me pareció terrorífico.
Con todo esto, y después de la charla, busqué los libros de
Espido Freire. El primero que encontré fue Melocotones Helados, precisamente
con el que ganó el premio planeta. Lo pedí online y me lo leí en pocos días.
Tengo que empezar diciendo que la historia en si no me ha
cautivado, empieza fuerte, pero después va perdiendo fuerza página a página.
Me gustó el hecho de que tres miembros de una misma familia
se llamaran igual. De primera no parece algo original, ya lo habíamos visto en
libros como “Cien años de Soledad” en los que se va repitiendo un mismo nombre
de generación en generación. Lo que me pareció original fue la justificación,
esa niña que se pierde y esos hermanos que deciden poner ese mismo nombre a sus
hijas años más tarde. Con la simple esperanza de que esto ayude a que su
hermanita aparezca ya de adulta, casi veinte años después de su desaparición.
También me gustó el hecho de que no se sepa el lugar exacto
en el que ocurre la historia. Mientras lo lees puedes intuir que se sitúa en la
España de la post guerra y la actualidad, pero no es posible concretar un lugar
exacto, no hay referencias específicas que te ayuden a ello. Otra situación que
curiosamente también se da en “Cien años de Soledad” de Gabriel Garcia Márquez.
Otra característica reseñable de la novela es lo bien escrita
que está. Actualmente cuesta encontrar libros con esa riqueza de metáforas,
comparaciones y vocabulario. Me encanta encontrar palabras que desconozco y
aprender buscándolas en Google. Sobre todo, si son prendas de vestir o muebles
antiguos que ya no se utilizan. Creo que utilizar este tipo de vocabulario
requiere un trabajo de investigación que a primera vista no parece necesario,
pero que a la larga enriquece el texto.
Pero volviendo a mi primera frase y esa historia que va
perdiendo fuerza página a página. Muy a mi pesar tengo que decir que lo viví de
esa forma. Al principio conecté con esa primera Elsa Grande, con la historia de
sus abuelos, con la niña que se perdió, estaba realmente enganchadísima. Pero
según iba pasando la historia todo lo que tenía magia dejó de tenerlo, y al
final, el desenlace terminó siendo un tanto flojo para las expectativas que había generado en mi.
En conclusión, siento que el libro vale la pena, es una
historia con mucho misterio y giros de guion que no te esperas. Se lo
recomendaría a cualquiera que quiera leer un libro interesante y actual, pero
con un estilo clásico y trabajado.
Seguí buscando libros de Espido Freire me encontré con una sorpresa: “Querida Jane, querida Charlotte”. Lo acabo de terminar. Este sí que me ha encantado y maravillado. Como lectora de Jean Austen y fan de las hermanas Bronte he disfrutado muchísimo del viaje que realizó Espido Freire por Inglaterra visitando los lugares donde estas maravillosas mujeres vivieron y en consecuencia describieron en sus libros.
A lo largo del libro vas visitando cada lugar junto a Espido Freire mientras te narra sus propias vivencias del viaje, te cuenta algunas pinceladas
autobiográficas, pero sobre todo, desgrana las biografías de estas grandes autoras comparando sus vidas con sus novelas. Todo el libro es oro y lo recomiendo a todas las fans de estas mujeres
tan inteligentes y adelantadas a su época.
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